MARBELLA VUELVE A BRILLAR EN ESTE HOTEL ICÓNICO JUNTO AL CASCO HISTÓRICO Y EL MAR
Si hay un destino en el Sur de Europa con todos los ingredientes para escaparte en cualquier momento del año, ese es Marbella.
Referente internacional de la buena vida, con sus kilómetros de playas, su clima primaveral todo el año, los restaurantes de moda, las boutiques de firmas internacionales y… los hoteles con encanto… Marbella sigue siendo imbatible. Pero… qué hotel elegir si decides escaparte unos días. No hay duda, esta primavera: Hotel El Fuerte Marbella.
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¿Por qué lo tenemos tan claro? Porque uno de sus hoteles icónicos donde respirar la esencia de Marbella en estado puro vuelve a la escena. Y lo hace totalmente renovado, de la mano del premiado diseñador Jaime Beriestain, y entrando a formar parte de la exclusiva colección de Preferred Hotels & Resorts.
Desde Walt Disney a La Faraona
Si te decimos que El Fuerte Marbella guarda miles de historias, que darían para una serie, entre sus paredes. ¿Te lo crees? El hotel es historia viva de España y de Marbella. Aquí pasó sus días Disney, que se alojó en el hotel en 1958. Sus empleados aún recuerdan las propinas que recibían por pasear a su perro Pluto por los jardines.
Pero también se alojó el actor Timothy Dalton, el poeta universal Rafael Alberti y cómo no, nuestra Faraona, Lola Flores, una enamorada de Marbella, entre muchísimos otros rostros conocidos. Pero también tuvo lugar el rodaje de la película Holiday in Spain, con Diana Dors, la “Marilyn Monroe” británica, que las escenas en bikini, en playa, congregaba a decenas de curisosos –aquí aún se multaban esas “actitudes indecorosas”.
Lujo discreto y hechizo andaluz
Todas las personalidades que pasaron po él buscaban el lujo discreto que ofrecía, su privacidad, sin perder el hechizo de sentirse parte de la ciudad andaluza y sin renunciar a vivirla intensamente.
La autenticidad de poder salir del hotel dando un paseo hasta adentrarse en dos minutos en el laberinto de callejuelas y plazuelas de su casco histórico, no tiene precio, como la encantadora la Plaza de los Naranjos. Y disfrutar de esas noches primaverales, con el rumor de las fuentes y el perfume a azahar… Pero también, eso sí, sin perder de vista el mar al volver a alguna de sus 166 habitaciones y suites.
Aunque para buscar realmente el origen de El Fuerte tendríamos que remontarnos a la década de los años veinte del siglo XVIII cuando se elaboraron diferentes proyectos para la edificación de un fuerte capaz de hacer frente y repeler los ataques enemigos.
Posteriormente, en el s. XIX, el edificio adquirió especial importancia durante la invasión napoleónica, ya que fue utilizado como polvorín. De ahí que hoy apenas queden restos de este edificio cargado de historia.
No será hasta 1954, cuando la familia Luque se hace con los terrenos del hotel cuando finalmente decidan construir un hotel que poco tardó en convertirse en una referencia de la exclusiva hospitalidad de Marbella, deseado por todas las personalidades que pasaban por la ciudad para rodajes, vacaciones o, sencillamente, para descansar.
Un nuevo capítulo en su cinematográfica historia
Hoy en día, cuando se inicia la cuenta atrás para que El Fuerte Marbella escriba un nuevo capítulo en su historia y en la de la ciudad, los focos ya están puestos en él. Y en este despliegue de encantos, el diseñador Jaime Beriastain se ha inspirado en la tradición artesanal andaluza y en la esencia mediterránea creando un universo de colores, materiales y una atmósfera muy del Sur, en la que la luz es la gran protagonista.
“Mi objetivo ha sido desarrollar un espacio donde el huésped encuentre la felicidad de lo bello, sin perder la conexión con el origen” apunta Beriestain. Y vaya si lo ha conseguido. Resultan hipnóticos sus espacios que recuerdan al lujo relajado de las haciendas y los cortijos andaluces.
Sentirás que has acertado totalmente en tu elección cuando te relajes mirando al mar desde la terraza de alguno de sus restaurantes, en los que la gastronomía apuesta por el producto local, y auténtico, o te relajes en su spa disfrutando de alguno de sus tratamientos de última generación. De sus tres piscinas, una de ellas está climatizada, para darte un chapuzón cada vez que lo necesites.
Espacios cálidos, armónicos y abiertos, con colores tierras, terracotas y tonos especiados con los que Beriestain ha querido devolverle la elegancia, a través de cerámicas deslavadas pintadas a mano que cubren las paredes, suelos que simulan barro y lámparas de fantasía. Uno de esos alojamientos con carácter para el que –consejo– habrá que ir reservando ya.